Historia de la prostitución en Ámsterdam

Barrio Rojo

Quizá el tema de la prostitución en Ámsterdam sea uno de los más controvertidos en la ciudad. El negocio del sexo, aceptado por las autoridades, ha despertado a lo largo de la historia numerosos conflictos morales. No obstante, a pesar de que la prostitución hoy por hoy goza de una mayor libertad, lo cierto es que no siempre fue así, pues en Ámsterdam, como en cualquier lugar del mundo, han existido sectores que se han opuesto fervientemente a la misma desde sus orígenes.

Cabe destacar que la prostitución siempre ha estado presente en la ciudad, recordemos que la misma es quizá la profesión más antigua del mundo, y que en una ciudad con el potencial comercial de Ámsterdam era inevitable que este tipo de actividad se normalizara con gran rapidez.

En el siglo XV Ámsterdam se perfilaba como uno de los puntos más importantes del planeta. Contaba con una ubicación excelente gracias a las posibilidades de sus vías marítimas. Todo ello, incrementado por un momento de grandes viajes y descubrimientos, hacía que la ciudad fuera lugar de paso de millones de barcos.

Esta actividad marítima favorecía la mayoría de los comercios locales, incluido la prostitución; y es que la llegada masiva de marineros solitarios incentivaba el aumento de las prostitutas. Así pues, poco a poco la fama de la ciudad fue aumentando a nivel mundial.

Por aquel entonces se veía como algo normal. Las prostitutas se repartían por la totalidad de la ciudad ofreciendo sus servicios a todo aquel que quisiera pagarlos. A medida que estas profesionales aumentaban, los gobernantes comenzaron a temer que la ciudad se convirtiera en un gran burdel. Por este motivo comenzaron a restringir los límites del negocio mandándolas a todas al Barrio Rojo. Esto era algo que se tomaban muy en serio, ya que si alguna osaba pasar los límites de dicho barrio sería obligada a volver al mismo ante la mirada de los viandantes mientras se le acompañaba musicalmente con una flauta y un tambor, evidentemente a modo de reprimenda.

Con la llegada del catolicismo y posteriormente el calvinismo, la idea de los burdeles comenzó a cuestionarse. Fue una etapa dura para la prostitución que debía ejercerse en completa clandestinidad.

Con la llegada de los franceses en 1800, comenzaron a regularse los burdeles clandestinos y así como las prostitutas que trabajaban directamente en la calle. Esta regulación buscaba principalmente mantener la salud pública, por este motivo se tomaron medidas como las pruebas de enfermedades venéreas cada dos semanas.

A partir de 1911 se crearon los actuales escaparates, que eran señalados en el exterior por los farolillos de color rojo, así el barrio pasaba a llamarse oficialmente Barrio Rojo.

En el año 2000 el ayuntamiento comenzaría a controlar directamente dichos escaparates, delimitando por tanto el número de prostitutas en el barrio y otro tipo de asuntos que hacen mucho más seguro el turismo sexual con el que se relaciona la ciudad.

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Foto vía: Bjarki S



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